"Las ballenas enseñan cada día algo nuevo y la experiencia de avistarlas es algo maravilloso espiritualmente. Cada vez que veo una ballena franca me siento pequeño y esto me hace reflexionar sobre aquellos que creen que el hombre es el centro del universo, cuando en realidad solo somos una pequeñísima parte de la naturaleza", con algunas de estas palabras los guías dan la bienvenida a los grupos y construyen el marco ideal antes de que cada barco se interne en las aguas violáceas de la pequeña Puerto Pirámides.
El momento más esperado es cuando, tiempo después de haber zarpado, alguien pega el grito de "ahí están". Basta con esas dos palabras para que todos los espectadores comiencen a aplaudir el espectáculo que brindan estos grandes mamíferos.
No es algo que se pueda contar con palabras, hay que vivirlo. Yo tuve la oportunidad de verlas varias veces y el programa que tienen preparado para nosotros nunca es el mismo, pero siempre sorprende.
Hay que verlas en acción, hay que entender cómo han llegado hasta aquí, hay que saber apreciar el vestuario y el maquillaje, hay que verlas seguir el libreto de las colas y los saltos o incluso entender sus improvisaciones cuando se acercan sin que nadie lo haya notado a centímetros de nosotros.
Por eso es que hay que aplaudir cada uno de sus actos, ya que son actores realmente con el don que les ha dado la naturaleza. Se sabe: no han estado en acuarios ni en oceanarios y el único mundo que conocen es éste, en el que todos los días, como lo han hecho y lo harán siempre, luchan por sobrevivir y dar continuidad a la especie frente a todos los enemigos naturales, entre los que lamentablemente está el hombre.
No puedo seguir escribiendo, me acabo de emocionar nuevamente. Siempre que hablo de ellas me ocurre lo mismo.
Curiosas y tranquilas, las ballenas francas nadan lentamente por las frías aguas de los mares del Sur con una velocidad máxima de 9 a 11 kilómetros por hora. Lentas. Sin embargo, esta velocidad es ideal para que los turistas puedan fotografiar y filmar sus desplazamientos y saltos.