Varios senderos conducen a miradores de gran belleza, con aire puro y y un trekking liviano.
Por delante del cerro Piltriquitrón se encuentra una pequeña elevación muy visitada por quienes gustan de las caminatas en medio de la naturaleza. Su nombre, además, es una invitación a conocerlo: cerrito Amigo. Llegamos en auto hasta la entrada, dejamos allí el vehículo en una zona autorizada e inmediatamente tomamos el sendero que llega hasta una cruz. El camino asciende y por lo tanto lo recorrimos a paso lento aprovechando la sombra y la frescura de unos antiguos cipreses, y un silencio profundo. Desde esa senda se bifurcan otras dos hacia los peñones Norte y Sur. Una vez que se accede a esos puntos, la cuadrícula que conforman las calles de la ciudad, sus chacras y el recorrido de los ríos se ven muy de cerca. Es muy agradable ver la gran cantidad de verdes que se despliegan en forma de arbolado urbano, plantaciones de fruta fina y lúpulo. “Me gusta venir aquí todo el año porque los colores cambian tanto como la temperatura”, nos dijo una pobladora que caminaba a nuestro lado.
Respiramos profundo en la parte alta de ambos miradores, retuvimos esa vista panorámica en nuestra cámara fotográfica y tuvimos una visión clara de la altura de las montañas vecinas. Al fondo distinguimos la cordillera, por detrás el Piltri, como lo llaman los lugareños, y esa inmensa llanura o valle del río Azul. Solo el mirador Norte nos pidió algo más de esfuerzo, que compensamos con un descanso de unos pocos minutos. Aprovechamos para una corta merienda, ya que en nuestras mochilas llevábamos agua caliente y mate. Trepar el cerro Amigo nos permitió llevarnos una de las mejores postales de
El Bolsón y a la vez tener contacto directo con sus hermosas arboledas.