En un pequeño escenario ubicado entre los duendes del bosque del cerro Piltriquitrón, trovadores y juglares ofrecen su poesía, danza y música realizada con instrumentos antiguos.
El grupo Languedoc tiene su refugio mágico en un rincón del bosque del cerro Piltriquitrón. En su especial sala de conciertos ensayan y ofrecen su música a quienes quieran ser parte de una audición musical sobria y sutil en la que la música medieval impera. Sus integrantes son Marcelo García Morillo, Adriana Ottone, Viviana Russo, María Santucho, Andi Grimsditch, Matías Riquelme y Meli Araujo. Están juntos desde 1994 por el gusto de estudiar e interpretar música antigua. Con sus originales instrumentos y las canciones escritas en lenguas romances, han recreado el espíritu del medioevo y logran introducir a sus visitantes en ese ámbito. A sus interpretaciones añaden lecturas de iconografía de antiguos libros manuscritos y vestiduras personales con reminiscencias de la Edad Media, lo cual genera una atmósfera donde nada es dejado al azar.
Todo se inició con las investigaciones realizadas a lo largo de 25 años por Marcelo García Morillo, quien reconstruyó la historia musical de los siglos XII y XIII. Instaló su taller de
lutheria en el que ha fabricado instrumentos en madera de ciprés, lenga, arce, raulí y maitén con técnicas adecuadas a los períodos estudiados. Así, guitarras sarracenas, arpas, rabel, dulcimers, salterios y laúdes han nacido en su taller y muchos de ellos figuran en catálogos de la Early Music Shop de Londres. Languedoc ha pasado a conformar un emprendimiento de características únicas que, con el mismo ímpetu inicial, continúa formando músicos en la región, en otros centros culturales y conservatorios. Sus ricas obras han sido presentadas en la comarca, en
Bariloche,
Trelew y
Neuquén, como así también en algunos canales culturales de TV como Film&Arts y Canal Á. Desde el cantar de los trovadores hasta
Carmina Burana, cada presentación es única, con la calidad y entrega originales.
Anualmente se ofrece en
El Bolsón una puesta en escena del grupo Languedoc para el que trabajan en forma grupal todo el año. Son un punto de referencia para la música antigua en la Patagonia. Varias de sus obras han quedado grabadas y algunas de sus producciones son:
Sonidos de la Edad Media, Camino de las estrellas, Carmina Burana, Totus Floreo. Con ellas han logrado divulgar sus actividades artísticas. En el espectáculo “Bajo la encina” concretaron un homenaje a ese árbol como representante del bosque, con un mensaje de cuidado y protección de la naturaleza. Incluye música de la Edad Media y el Renacimiento, con melodías noruegas y romances españoles. En un escenario al aire libre e inspirado por el perfume de los fresnos, robles y encinas, Marcelo expresó: “Como director de Languedoc, me siento orgulloso de conducir este homenaje al árbol y como luthier, eternamente agradecido a estos maravillosos seres que hoy suenan y nos cuentan su historia a través de los instrumentos que construyo”. No hace falta saber de música o del medioevo para visitarlos, participar de sus recitales y emocionarse con sus cuidadas interpretaciones en un espacio verde. Allí, el perfume del bosque hace el resto.