Desde la confluencia del río Villegas y el río Manso parte un sendero hacia el lago Steffen. A poco de iniciar, a unos 2 km, el pozón del Manso depara una sorpresa para el visitante. Las aguas de temperaturas templadas en verano invitan a darse una zambullida.
El paraíso escondido
Partiendo de Bariloche hacia el sur, unos metros antes del puesto de Gendarmería en el río Villegas, sobre la ruta 40, un cartel indica el camino para llegar al pozón del Manso, un paseo único, casi escondido entre montañas y bosques de ñires.
El río Manso es uno de los destinos prístinos en la Patagonia y fluye de forma antojadiza, recolectando los aportes de numerosos emisarios. La naciente se encuentra en los glaciares del cerro Tronador, desagua en el Mascardi y sigue su procesión hacia la laguna Los Moscos por un cañadón llamado Bajada del Manso. El siguiente cuerpo de agua que le da la bienvenida es el lago Hess, gira bruscamente hacia el sudeste y corre entre cerros en su camino hacia el Steffen. En la confluencia con el río Villegas, el Manso gira hacia el oeste para seguir rumbo al Pacífico.
A partir de esa salida en la ruta 40, luego de unos 500 m por un camino vehicular de ripio, se llega a la confluencia de los ríos, donde se encuentra el camping Cohuin-Co de la comunidad Huenchupan y un estacionamiento. Allí es necesario hacer el registro para acceder al sendero y llegar a los pozones. El sendero es estrecho pero la caminata es muy sencilla, de unos 2 km aproximadamente, de modo que puede acceder todo público sin problemas de movilidad, ya que la senda tiene escaleras y troncos a modo de paso.
En su tramo inferior el río se torna más sosegado. Una vez en los piletones del Manso, es muy probable que “paraíso” sea el sustantivo más adecuado para hablar de este rincón escondido, un lugar de ensueños para quien lo vea por primera vez. El pozón del Manso también es uno de los destinos preferidos para los residentes que disfrutan del verano en Bariloche, sin tener que viajar tanto, a una hora en auto desde el centro urbano.
Además de mojarse los pies o zambullirse en la marmita natural, ese tramo del Manso es ideal para practicar kayak o rafting (que se puede contratar en el camping), pesca deportiva y snorkel. El color verde azulado del río llama la atención y es un encanto para las fotos más instagrameables.