El histórico parador La Leona

Se trata de uno de los sitios históricos de la región. Hospedaje, parador, almacén de ramos generales y mucha historia se encuentran aquí con sólo abrir la puerta de entrada.

El cartel de la ruta anuncia que estamos ante un sitio histórico: “Parador y Hotel de Campo La Leona, Patrimonio Histórico y Cultural de la Provincia de Santa Cruz”. A 110 kilómetros de El Calafate, sobre la ruta nacional Nº 40, a orillas del río La Leona y a metros del lago Viedma, exactamente a mitad de camino entre El Calafate y El Chaltén, se encuentra el parador y hotel de campo La Leona, testigo y protagonista por más de 110 años de la legendaria historia de la Patagonia. El sitio fue declarado Patrimonio Histórico y Cultural de la Provincia de Santa Cruz y ha sido remodelado en los últimos años para satisfacer las exigencias de la gran cantidad de turistas que lo visitan diariamente. Sin embargo, y gracias a la visión acertada de sus dueños y encargados, la sensación y el espíritu que lo han convertido en un lugar mundialmente conocido continúan intactos, se lo mire por donde se lo mire.

  • Parada obligada

    Parada obligada

  • Más de 100 años de historia

    Más de 100 años de historia

  • Antigua bomba de agua, funcionando

    Antigua bomba de agua, funcionando

  • Imágen de la Patagonia

    Imágen de la Patagonia

  • Como en un museo

    Como en un museo

  • Saliendo de La Leona, rumbo al El Chaltén

    Saliendo de La Leona, rumbo al El Chaltén

  • El parador

    El parador

El lugar resulta hoy ideal para tomar un café con una porción de torta casera, almorzar, cenar, hacer una breve caminata, pescar o simplemente tomarse un descanso y disfrutar del paisaje. Construido en 1894 por una familia de inmigrantes dinamarqueses, los Jensen, en ese preciso lugar 17 años antes Francisco P. Moreno (el perito Moreno, consagrado científico y explorador argentino) fue atacado y malherido por una hembra de puma (“leona” en la jerga patagónica) dando así origen al nombre del río. En 1905, tres gringos se hospedaron allí por casi un mes y siguieron luego viaje hacia la frontera con Chile. Tiempo más tarde, ante la presencia de una comisión policial que le mostrara diversas fotografías, el Sr. Jensen reconoció a sus distinguidos huéspedes. Se trataba nada menos que de Butch Cassidy y Sundance Kid, a quienes también acompañaba la esposa de este último, Ethel Place. Luego de robar el Banco de Londres y Tarapacá en Río Gallegos, efectuaron una parada técnica en su huida hacia Chile. Un famoso bandolero uruguayo, Asensio Brunel, asoló también estos parajes. Montando a pelo, vestido con pieles de puma y alimentándose exclusivamente de lengua cruda de yegua, sus correrías adquirieron ribetes de leyenda. Este ermitaño mezcla de Robin Hood y Billy The Kid terminó muerto por varios colonos de la zona en un tiroteo digno de las mejores películas del Lejano Oeste. La familia Petersen, junto con el alemán Alfred Brodersen, adquirió el establecimiento en 1910. Ampliaron el hotel de dos a cuatro habitaciones, todas ellas construidas con ladrillos de adobe, y edificaron una pulpería y almacén de ramos generales, los cuales hoy funcionan como el bar y la confitería del parador y hotel de campo La Leona. Años más tarde, fueron Jul y Feliza Christensen los propietarios y ellos, a su vez, lo vendieron a la familia Saldia-Westerlund. Único lugar de esparcimiento para los peones rurales de la zona, el exceso de alcohol producía gran cantidad de riñas que, en aquel entonces, eran resueltas mediante duelos criollos que generalmente terminaban con la vida de uno o más de los contrincantes. En 1922, en plena huelga de los peones de las estancias patagónicas, el parador La Leona tampoco fue ajeno a los trágicos acontecimientos vividos. Utilizado como campo de detención, gran cantidad de huelguistas, en su mayoría europeos y chilenos, fueron ejecutados sin juicio alguno a la vera del río. El padre Alberto María D´Agostini fue otro de los célebres personajes que transitaron asiduamente por el parador La Leona. Nacido en Italia, este sacerdote salesiano combinó su vocación sacerdotal con su pasión por el montañismo y la aventura. Entre misas, casamientos, bautismos y acción misionera, encontraba el tiempo necesario para realizar épicos ascensos y expediciones a las zonas más inaccesibles de la cordillera austral. Los más famosos y temerarios escaladores del mundo utilizaron el parador La Leona como primera base de acopio de equipos antes de emprender sus intrépidos y a veces mortales ascensos a los cerros Torre, Fitz Roy, Saint-Exupery, como así también a los hielos continentales. Entre ellos, la célebre expedición franco-argentina compuesta por Lionel Terrey, Guido Magnone, el teniente Francisco Ibáñez, Louis Depasse y Jacques Poincenot (este último muerto en la expedición), quienes el 2 de febrero de 1952 vencieron por primera vez la cumbre del cerro Fitz Roy. Casimiro Ferrari, italiano de nacimiento y patagónico por adopción, un verdadero prócer de la escalada, luego de hacer cumbre en varios de los más peligrosos cerros de la zona, el 13 de enero de 1974 fue el primer andinista en conquistar el cerro Torre. Enamorado de la magnificencia del paisaje que lo rodeaba, se estableció definitivamente a pocos kilómetros del parador La Leona, en la estancia Punta del Lago. La ubicación estratégica del parador, camino de viaje entre El Calafate y El Chaltén o viceversa, permite que sea posible hacer un alto y disfrutar de algunas de las bondades que se pueden apreciar de él a simple vista.

Encontrá aquí tu alojamiento en El Calafate

Autor Pablo Etchevers Fotografo Jorge González

Sugerencias El parador y hotel de campo La Leona cuenta con una posada para brindar alojamiento a los pasajeros y un predio destinado a camping.
La posada tiene cuatro dormitorios (uno doble, uno triple y dos cuádruples), todos ellos con calefacción y baño privado.

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