En un valle amplio y a pocos kilómetros del límite internacional con Chile, un pueblo agrícola ganadero vive sus días con la tranquilidad que le transmiten sus habitantes.
Si algo caracteriza la región donde está instalada
Trevelín, es que el extenso y húmedo valle que corre paralelo a la cordillera de los Andes es su magnífico entorno natural con poca población. El pueblo atesora tradiciones de aquellos pioneros de origen galés que dejaron su patria natal para instalarse en la Patagonia en busca de un futuro más prometedor. Así, a tan sólo 25 kilómetros de
Esquel, la comunidad de Trevelin ha mantenido vivas sus costumbres, que son fácilmente visibles para el visitante ocasional. Saliendo por la avenida Alvear o Ameghino, dejamos atrás Esquel hacia el oeste hasta encontrar una rotonda. Tomamos la ruta nacional 259 hasta cruzar el puente sobre el río Esquel y encontrar un trecho más adelante un mirador. Desde allí se tiene una vista espectacular del valle del río Percey, del cordón Situación (2.300 metros de altura) y de la ciudad de Trevelín.
Aún perduran los primitivos molinos harineros con que los galeses iniciaron su asentamiento en Trevelín. La historia de sus orígenes y raíces los acompañan en cada actividad, tanto en los trabajos del campo como en los comunitarios. El pueblo enmarcado por bosques y montañas es pequeño, con jardines cuidados y calles tranquilas que muestran una manera de vivir sin los apuros de las grandes ciudades. Un centro cultural y religioso y su centro comercial guardan las tradiciones galesas de sus pobladores casi intactas. Pudimos conocer el Viejo Molino Harinero convertido en museo, donde se mostraban las maquinarias agrícolas usadas durante la colonización. El pueblo ofrece la posibilidad de tomar té galés en varias casas donde se ofrecen delicias caseras realizadas con auténticas recetas de sus mayores. La torta negra es una de las tradicionales piezas de repostería que se ofrecen con orgullo. Mientras recorríamos la zona, ingresamos al embalse Amutui Quimei (“belleza perdida” en mapuche), que se encuentra dentro del parque nacional Los Alerces y rodeado de una naturaleza impresionante. La presa y central hidroeléctrica Futaleufú fue una obra imponente que se construyó entre 1973 y 1978 para proveer energía eléctrica a la planta de aluminio de
Puerto Madryn. En la actualidad es un espejo de agua inmenso que quedó instalado donde antes estuvieron el lago Situación y otros lagos menores.
Su bien ganado prestigio de pueblo pionero permite que disfrutemos de su entorno y lo que aún perdura de aquella comunidad galesa que lo ocupara en el siglo XIX.