Varios miradores permiten tener una imagen ampliada de la traza del pueblo de La Junta desde lo alto.
Muchos rincones del pueblo de
La Junta se descubren a pie, caminando por sus cerros cercanos y, en algunos casos, trepando la montaña. Sobre la Carretera Austral descubrimos un cartel que indicaba el inicio de un sendero de cinco mil metros de longitud con varios miradores. Por curiosos, comenzamos a subir imaginando que tendríamos un panorama más amplio desde la parte superior. La pendiente era leve pero continua. Al comienzo, muchas hojas en el piso le daban humedad al camino y avanzamos custodiados por cañas coligüe o caña quila de hoja ancha. Fuimos charlando casi sin ver que lentamente iba cambiando la vegetación. Chilco, arrayán, notro son algunas de las especies que acompañan la subida. Por entre el follaje de los árboles, comenzaron a entreverse a lo lejos las calles y la plaza. Llegamos a una zona sin vegetación, un claro donde aprovechamos para respirar profundo y continuar. A partir de aquí, nos ayudamos con una caña como bastón ya que el sendero era más empinado. El aire que se respiraba era puro y cuanto más ascendíamos, se purificaba más. Entró por nuestra nariz hacia los pulmones y sentimos su efecto sanador. Caminar y respirar son dos funciones naturales del cuerpo humano pero que debimos aunar con eficacia para estar cómodos.
Alcanzando el lugar deseado
Llegamos a un bosque de plantas altas que cobijaban algunos helechos dándole humedad al lugar. Finalmente, lo tan esperado: ¡unos bancos para poder sentarnos! Desde el mirador El Ciruelillo pudimos apreciar el pueblo en su parte más cercana. Nos dimos cuenta de que este no tiene forma de damero sino de semicírculo. Su eje es la Carretera Austral. Nuestra vista llegó hasta las afueras del pueblo y la unión de los ríos Palena y Rosselot. También divisamos el camino que sale hacia
Raúl Marín Balmaceda. Todo aquello que habíamos aprendido en los planos ahora estaba a nuestra disposición de un solo vistazo. Hicimos apenas mil doscientos metros de un cuidado sendero para contemplar una amplia gama de colores. A lo lejos, grandes extensiones verdes de campo. Los dos ríos presentaban ese mismo color, aunque el Palena parecía más claro.
El enfoque se torna gris
Unas nubes presagiaban tormenta, mal tiempo, y también agregaban colores distintos al cielo. Una escala de grises invitaba a terminar pronto con nuestra caminata. Allí sentados aún, descubrimos un murmullo que provenía del pueblo mismo. Era lógico pensar que con su activa vida comunitaria La Junta ofrecía, especialmente de día, sus voces al aire. La bajada fue más apresurada por la pendiente a favor y porque se anunciaba un aguacero. Con la lluvia casi sobre nuestras cabezas, recordamos ese dicho que habíamos oído por la zona: “Norte claro, Sur oscuro, aguacero seguro…”.