Un entretenido recorrido para conocer distintos atractivos de la costa, desde el balneario de aguas cálidas hasta la cercana localidad portuaria.
Las Grutas es una pintoresca villa veraniega situada en un rincón privilegiado del golfo San Matías. Recorrimos la costa en auto, desde el Sur hacia el Norte. El caserío se extiende a lo largo de la avenida Costanera, que posee distintas bajadas a las playas de arena blanca.Durante el verano, desde la mañana temprano el balneario es el escenario elegido para realizar diversas actividades deportivas y de esparcimiento. Asimismo, en invierno, las cálidas aguas que bañan la costa suelen ser visitadas por ballenas, orcas y toninas.
Frente a Las Grutas, a unos 800 metros de la costa, se encuentra un parque submarino enclavado en una restinga rocosa de 100 metros aproximadamente. El fondo marino de esta zona posee una conformación excepcional y una rica flora submarina, además de desarrollar una variedad ictícola que incluye desde el tiburón hasta el pejerrey, ideal para practicar pesca y buceo. Dejamos atrás la avenida y salimos de Las Grutas camino al paraje La Rinconada. En el recorrido es común observar tortugas, piches, maras y guanacos a menos de 100 metros de la costa. Después de conducir 2 kilómetros, llegamos a este rincón agreste elegido por los pescadores, con una pequeña terraza, bajada y confitería ideal para hacer un alto en el camino.
Retomamos la ruta y, a 4 kilómetros, nos detuvimos para conocer Los Álamos y observar las aves migratorias que utilizan sus extensos médanos como apostadero. Es una zona de particular interés científico por servir de área de reproducción, descanso y alimentación a estas aves, además de a una diversa flora y fauna patagónica.
Más adelante, a 5 kilómetros, tomamos la rotonda hacia el Este, en dirección a San Antonio Oeste.
La pequeña ciudad nos recibía con sus tranquilas barcazas y barcos pesqueros amarrados en el puerto. Situado en el sector costero, este puerto, por ser de aguas fluctuantes, hace que las embarcaciones queden varadas durante las 12 horas de bajamar y permite su salida en la pleamar. Al regreso de las faenas pesqueras, los lobos marinos acompañan a los barcos para recibir algo de la recompensa diaria.
Más allá de la vida portuaria, que además del muelle se aprecia en sus inmensos galpones de acopio, San Antonio atesora antiguas casas ferroviarias. Paseando por sus calles se respira la historia de inmigrantes y colonos europeos que se asentaron y crecieron junto al impulso comercial de esta región.
Hacia el extremo sur de la península, de cara a la bahía San Antonio, visitamos el sitio La Mar Grande, una playa extensa y agreste donde se inicia el arco de playas que une Punta Delgada con Las Grutas. En esta área se concentran muchas aves, como los chorlos y los playeros, que la utilizan como lugar de descanso en su ruta migratoria anual.
Los pescadores se extienden a lo largo de la bahía que ofrece muy buen pique tanto en las playas como en los muelles y acantilados.