Dejamos la cálida playa para explorar algunos de los rincones más espectaculares de la costa patagónica subidos a camiones 4x4. Una aventura imperdible.
Para conocer los increíbles alrededores de Las Grutas nada mejor que aventurarse con Desert Tracks a recorrer la costa y la estepa patagónica. Esta empresa de larga trayectoria invita a todos los visitantes a subirse a camiones todo terreno para descubrir la fantástica geografía y la historia de la región. La experiencia de los guías, los entretenidos programas y los fascinantes lugares que se visitan hacen de sus excursiones una vivencia única.
Los camiones de guerra marca Dodge, completamente equipados y en perfectas condiciones, garantizan seguridad y diversión a los pasajeros. Nos animamos a conocer dos rincones clásicos cercanos a las playas de Las Grutas: el fuerte Argentino y las salinas de Gualicho, al estilo Desert Track.
Excursión al fuerte Argentino
Partimos a la mañana temprano, alejándonos del centro hacia el Sur por el conocido “Camino de los Pulperos”, una extraordinaria ruta de ripio consolidado que cruza la caprichosa geografía de la costa atlántica patagónica. Luego de pasar por la “Villa de los Pulperos” y recorrer el desolado paisaje, se visita “Playa Coloradas”, donde los aventureros tienen la oportunidad de deslizarse en trineos de arena por extensos médanos y los naturalistas pueden realizar caminatas de interpretación y observación de aves.
Seguimos camino diez kilómetros más al Sur hasta nuestra próxima parada: “El Sótano”. Este sitio posee una singular característica porque registra la mayor diferencia de mareas. Los guías nos indicaron el sendero hacia el Cañadón de las Ostras y, después de dos kilómetros de caminata, nos encontramos con miles de fósiles marinos pertenecientes al período Terciario Superior, con más de 15 millones de años.
Al volver, los camiones ya nos esperaban para continuar hasta el pie del fuerte Argentino, el lugar de referencia geográfica emplazado en una meseta de 192 metros de altura. Los coordinadores nos comentaron que por esta zona se busca un tesoro escondido, dejándonos a todos intrigados con esta empresa.
Mientras recorríamos este páramo, los chicos de Desert Track desplegaban el campamento y preparaban el asado. El almuerzo fue un exquisito banquete criollo, donde no faltó el buen vino que prolongó la sobremesa. Para la siesta, nos invitaron a practicar snorkel en la laguna “Flecha Cansado” y a ejercitar tiro al blanco con ballesta.
Luego de distendernos un poco, nos convocaron para asistir a una charla sobre el “Enigma de los Templarios”, brindada por un especialista. Según una investigación periodística y el trabajo de una ONG, se han encontrado rastros de que esta orden religiosa habría estado en estas costas antes de la llegada de Colón a América. La controvertida teoría dio pie a muchas polémicas en distintos ámbitos religiosos y científicos. Muchos quedamos pensativos con esta intrigante historia del fuerte.
Finalmente, después de entregar los premios a los ganadores de la competencia de tiro con ballesta, brindamos con champaña para despedir el día, admirando el atardecer junto a la costa.
Exploración a las salinas del Gualicho
Esta vez uno de los históricos camiones de guerra de Desert Track nos propone conocer las salinas del Gualicho. Cerca de las tres de la tarde salimos del balneario de Las Grutas para recorrer unos 60 kilómetros de costa atlántica patagónica hasta este increíble escenario natural. A medida que avanzábamos, los guías nos comentaron que los bajos de Gualicho son las salinas más grandes de Argentina y las segundas en Sudamérica, después de las de Uyuni en Bolivia.
Pertenecen a un sistema de salinas que abarca una superficie de 430 kilómetros cuadrados y están situadas a 72 metros bajo el nivel del mar, lo que constituye la segunda depresión más grande del país.
Cuando llegamos al sector del Gualicho, descubrimos una innumerable cantidad de fósiles que testimonian el origen de fondo marino de las salinas.
Los coordinadores nos relataron mitos e historias de tehuelches y mapuches que poblaron la región. Luego exploramos las parvas de sal que alcanzan hasta medio millón de toneladas y conversamos con algunos trabajadores sobre sus experiencias en este árido lugar.
Nos metimos hasta el corazón del salar, maravillados por su extraña atmósfera, donde brindamos y compartimos una picada. Después, y para rematar la excursión, vino el pollo al disco bajo el cielo estrellado. Con un telescopio observamos la luna y nos probamos unos lentes infrarrojos para observar las salinas de noche; volvimos a descubrir este paisaje fantástico. Imperdible.