Es bueno armar un plan de viaje dejando algunas decisiones supeditadas a lo que el medio ambiente ofrezca y disfrutar así de una andanza motorizada.
Cada vez se observan más trotamundos que realizan travesías turísticas que aúnan la aventura de montar un máquina de gran cilindrada con el disfrute por la naturaleza y la posibilidad de salir de viaje en grupo. Para partir hacia la cordillera de los Andes desde
Osorno, contábamos con las mejores motos off road de 600 cc. que ostentan la fuerza de las clásicas
cross con el buen manejo de las ruteras consagradas. Esto lo conseguimos visitando a nuestros amigos de Moto Aventura Center, quienes nos facilitaron las máquinas y los consejos del caso. A pocas horas de partir, sentíamos la adrenalina en el cuerpo mientras terminábamos los preparativos para tres días sobre carreteras fantásticas. Luego de hacer noche en esta ciudad, dedicamos parte del primer día a conocer la zona céntrica y los alrededores por el solo hecho de acomodarnos a los tiempos, los sonidos del motor y la comodidad de la butaca. Conocimos la catedral de San Mateo en la Plaza de Armas y el mirador de Rahue, desde donde tuvimos excelentes vistas de la ciudad y de los volcanes vecinos. A la mañana siguiente iniciamos el itinerario después del desayuno poniendo proa a Entre Lagos, un hermoso recorrido que nos llevó entre campos y fundos de praderas muy verdes. Como fanáticos de los “fierros”, hicimos una visita al Auto Museum Moncopulli, donde existe una fantástica colección de autos antiguos y especialmente los famosos Studebaker. Seguimos en el camino sintiendo el aire de frente, como si lo cortáramos, mientras el paisaje nos pasaba al costado y nuestro cuerpo y mente se impregnaban de tanta belleza.
Mientras bordeábamos el lago Puyehue, fueron apareciendo las primeras estribaciones montañosas y la vegetación comenzaba a ser más frondosa. Varias veces hicimos un alto para sacar fotos y admirar viejas construcciones de los inmigrantes alemanes llegados a la zona en el siglo XIX. Apareció entonces la reserva ecológica cordón Caulle en las laderas del volcán Puyehue. Dejamos las motos para caminar por los senderos internos de la selva valdiviana y almorzar. Luego nos entusiasmamos con una cabalgata hasta el río Gol Gol y sus heladas aguas provenientes de deshielo de la nieve de los cerros. Enfrentamos algunas cascadas sorprendentes. Llegamos a un mirador para hacer una parada, obtener fotografías y escuchar a nuestro guía, que tenía información interesante y precisa. Regresamos al galope hasta el lugar de la partida, cansados y a la vez orgullosos de nuestra soltura sobre el caballo. Buscamos donde dormir en
Puyehue, un paraje encantador con servicios y centros termales reconocidos, y antes de irnos a la cama nos dimos un baño reconfortante de aguas minerales calientes.
Al encarar la tercera jornada, sabíamos que sería la más interesante. Pusimos nuestras máquinas a prueba cuando subimos por el faldeo del volcán Puyehue, formado de arena volcánica y ripio. Por senderos angostos cruzamos varios arroyos, llegamos al centro de esquí Antillanca y, como era tiempo estival, pudimos ascender hasta el cráter de la cumbre, desde donde vimos los volcanes Osorno y Puntiagudo y el cerro Tronador (argentino). Nos tomamos un descanso y observamos esa vista panorámica monumental, para descender lentamente pero conscientes de que no debíamos llegar de noche. Una vez en la cabaña, disfrutamos de una exquisita cena e hicimos un brindis por estos tres días en que predominó la buena onda entre amantes del turismo sobre dos ruedas.