Los ríos y lagos de Chile tienen truchas y salmones que hacen delirar a los “mosqueros”, no sólo a los experimentados, sino también a los que recién se inician.
Los ríos Gol-Gol, Pilmaiquén, Bueno y Chirre resultan ideales para pescar a través de alguna flotada. En estos casos, dos son los pescadores que desde la embarcación se encargan de ralear o intentar ambas costas del río mientras el guía rema para mantener la embarcación estable en el centro del curso mientras se dejan llevar por la corriente.
Ésta es una de las clásicas pescas que se realizan en casi toda la cordillera chilena, pero sobre todo en los ríos a los que no puede accederse sino es desde un gomón. Aunque muchas veces genere complicaciones y aumente notablemente los gastos, a la hora de pescar tiene su lado positivo. Aquí los peces no son presa fácil de pescadores furtivos, por lo que los ejemplares más grandes de cada especie encuentran refugio en estos generalmente solitarios y acogedores ríos de montaña. Para pescar con mosca, pero en este caso desde tierra firme o vadeando ríos y bocas de lagos, el más recomendable es el Puyehue, en la boca que da nacimiento a los ríos Pescado, Chanleufu y Gol-Gol. La forma de encarar la pesca cambia notablemente y los cast deben ser precisos para llegar hasta donde están las truchas y salmones, pero además hay que lograr la suficiente distancia. Los mejores ríos para “castear” son el Pescado, el Gol-Gol, el Licán, el Coihueco, el Chanchan y el Raihue. En ellos, las truchas y muchos de los grandes salmones que los suben para desovar son tentados con toda clase de moscas entre las que se destacan las ninfas, las moscas de superficie o secas como así también los grandes streamers, ideales para cuando las truchas no están comiendo. Los ríos que desaguan o nacen en el Pacífico, como el río Bueno, el Llesquehue, el Contaco, el Hueyelhue y el Cholguaco, además de sus afluentes y subafluentes, resultan ideales para intentar otras variedades de truchas como son las stelhead. Son peces que alternan sus vidas entre el mar y los ríos de montaña, alcanzando pesos superiores muchas veces cercanos a los quince kilogramos.