Un parque privado que propone conocer y explorar los increíbles medioambientes de la región.
Isabel McKay de Patagonia Green me esperaba en la entrada del pequeño centro urbano de
Aysén. Juntas íbamos a recorrer el parque Aiken del sur, una reserva natural concesionada a una empresa privada chilena. Atravesamos el puente colgante Presidente Ibañez y nos dirigimos en dirección a Puerto Chacabuco por la ruta 240 hasta el km10. Antes de desviarnos a la entrada del parque, ya había comenzado a llover copiosamente. La inestabilidad del clima y la humedad originan la vegetación profusa que embellece y caracteriza a la región. En el centro de visitantes de la entrada, nos daban la bienvenida los guías del parque. Aiken del Sur es un área turística educativa que se extiende a través de 250 hectáreas lindantes con el lago Riesco y a los esteros del salto. El lago tiene 14 km2 de superficie, con aguas tranquilas y de un maravilloso azul provenientes de glaciares, donde se practica pesca deportiva de salmones y truchas.
Todo el paisaje conserva su singular estado salvaje. Los bosques nativos, praderas naturales y los entornos lacustres se pueden recorrer a través de tres circuitos principales: el sendero del río, el del lago y el sendero del salto. Empujadas por la lluvia y con una guía interpretativa en mano, salimos rumbo al sendero del salto, un
trekking corto y fácil para explorar algunos de los medioambientes naturales. Después de atravesar praderas, con calafates, michay y chilcos entre otros arbustos, nos internamos en bosques de especies típicas como arrayanes, tepas, lumas y notros.
Cada tanto, escuchábamos a un chucao refugiándose de la lluvia o un hued hued, un pequeño pájaro que forma parte de la fauna local. Al amparo de verdaderos túneles verdes, seguíamos el rumor del agua que nos acompañaba de cerca. A medida que caminábamos, íbamos apreciando las estaciones y paneles gráficos que explican los fenómenos dentro de estos ecosistemas. Pasamos unos mallines y nos internamos, a través de puentes y plataformas, en la zona de más alta humedad, a orillas del salto Barba del Viejo. Como punto culminante del sendero, esta magnífica cascada de 22 metros surge entre hermosos líquenes, helechos y musgos con toda su fuerza y da origen al estero del salto. Su impetuosa corriente terminó por recargarnos las energías que veníamos absorbiendo en todo el sendero de 570 metros de longitud total. Terminamos un poco empapadas pero contentas de habernos aventurado en estos recorridos naturales que demuestran la exuberante flora y riqueza de la región ayseniana.