Saltos del Paine Hotel y Restaurante
Las personas con paladar exigente no deben dudar en arrimarse a la cocina que Fernando Valenzuela despliega en el restaurante del hotel Saltos del Paine. Fernando cocina exquisito. Docente gastronómico en
Punta Arenas, viaja a Natales para hacerse cargo de uno de los lugares más distinguidos cuando de gastronomía se trata. Para cocinar, utiliza las hierbas y verduras frescas provenientes de la huerta orgánica de los dueños del hotel. Se define como un chef “anti-cocina”, aunque luego de presentar los platos, uno rápidamente se da cuenta de que es un amante de lo clásico con tendencias modernas. Al observarlos, se comienza a degustarlos antes de que lleguen a la boca. Es que Fernando, entre idas y venidas en su larga cocina, los ornamenta de tal manera que se haga foco en lo que realmente se pidió probar.
Este año las estrellas son los deliciosos medallones de filete de res grillado con salsa de finas hierbas, y las humeantes chuletas de cordero salteadas a la francesa, con salsa provenzal y gratin de papas dauphinoise. Para el postre, nada mejor que un biscuit de calafate, porque al estar en la Patagonia, lo mejor es rendir homenaje a las antiguas culturas precolombinas con los productos que utilizaban en el sur del mundo. Vinos de las mejores bodegas de Chile acompañan su carta.
Costaustralis
Referente indiscutible de Puerto Natales. Si de categoría se trata, nada mejor que cenar en el restaurante del Hotel Costaustralis. Ubicado sobre el borde costero de la ciudad frente al seno de Ultima Esperanza, desde sus grandes ventanales se logra apreciar las embarcaciones que navegan por el canal Señoret. Su carta en tres idiomas denota el nivel internacional del restaurante. Preparaciones tradicionales de la Patagonia austral son las recetas recomendadas por el
staff bilingüe que sirve la mesa. Aunque un plato no tenga que ver con el otro, aconsejamos solicitar los dos especiales de la casa. Centolla fresca de magallanes con hojas de palta, juliana de pepinos y salsa
birr -acompañada con vino blanco, por supuesto- o
civet de liebre natalina macerada con fino vino tinto, verduras, cebolla perla y la guarnición que desee. A la hora de beber, el vino tinto de Casa Silva Lolol Gran Reserva es una buena propuesta para acompañar esta carne de caza. Además, Costaustralis cuenta con la infraestructura necesaria para hacer reuniones o eventos en salones para grupos de 10 a 150 personas. Luego de cenar, se pueden degustar exquisitos tragos en su bar, disfrutando una inmejorable vista al mar.
Concepto Índigo
Paula Cárdenas tomó la posta del restaurante hace un año e hizo maravillas. Ubicado justo en la esquina de Ladrilleros y la costanera, se caracteriza por la cordialidad y calidez en la atención. Los fumadores que desean acercarse a esta mesa deberán comerse las uñas o armarse de paciencia, pues no se puede fumar. Sin embargo, el premio está garantizado: un delicioso plato regional. Luces tenues y una decoración alternativa se riega por todo el ambiente. Libros y revistas por doquier entretienen a los visitantes mientras esperan la comida. De “cocina inventiva”, no se sirven carnes rojas y, de las blancas, sólo encontrará pescado. Al visitar Concepto Índigo, aconsejamos degustar un plato simple pero rico: ravioles rellenos con centolla gratinados con queso de oveja. Para beber, una copa de buen vino de exportación es suficiente. El postre elegido que sea el del Chef, mousse de chocolate con salsa de frambuesas. Dicen que el que entra no quiere salir más... por algo será.
Restaurante Natura “Un concepto”
Una gruta con agua fresca desborda y música
new age resuena en el ambiente. Ideal para personas con gustos vegetarianos y naturistas, aquí se come sabroso y saludable. La cocina gira alrededor de productos regionales. Todo en su interior proviene de las estancias y de las huertas orgánicas de Puerto Natales. Fácilmente uno se da cuenta de que los 18 años de experiencia del chef Ciro González no son en vano. Mientras cocina, nos cuenta que se autodefine como un “cocinero regional que evoluciona con el turismo”. Tiene bien definido a qué público se dirige y lo hace bien. Aquí lo mejor es pedir pescado fresco cocinado al vapor en cestillo de bambú, con finas hierbas. Para beber, hay que olvidarse de las gaseosas. Se tiene que optar por los jugos de frutas regionales o mirar la excelente carta de vinos chilenos que tiene el restaurante. ¿Qué dónde queda? En el interior del Hotel Charles Darwin, sobre la calle Bulnes.
Aqua Terra
El que a esta mesa se arrime se sentirá atendido como en el living de su casa. Mullidos sillones y mucha madera de la zona forman parte del acogedor ambiente que María Elena Klasen supo organizar tanto para que los residentes de su
lodge como los visitantes puedan disfrutar de las especialidades del local. El bar “Dorotea”, música funcional, artesanías por sus rincones, y luces tenues son algunas de las características del lugar, que invita a quedarse más de la cuenta. Las porciones son muy abundantes, y se hace casi imposible terminarlas. En Aqua Terra, se sirven comidas al estilo europeo, carnes apenas selladas y verduras al vapor. En esta oportunidad, es menester sugerir el exquisito lomo baqueano en salsa de vino
carmeniere del valle de Colchagua, con arroz y vegetales salteados al
wok. Para beber nada mejor que un Chardonay bien helado. A la hora del postre, sugerimos solicitar la torta de chocolate de la casa, que se lleva todos los aplausos.