Arte y antigüedades en el museo Fierro

El Museo Pablo Fierro se ubica frente al lago Llanquihue en Puerto Varas. En su interior se encuentran almacenados infinidad de elementos apreciados por su relación con una etapa pasada pero reciente. Lo especial de esta casa museo es que todo se puede mirar y también tocar; alzar un elemento es parte del deleite de la visita. Cada uno de ellos tiene una historia y nos recuerda que vimos algo parecido o igual en casa de nuestros abuelos o en nuestra propia familia. Visitamos su planta baja y el piso alto en compañía de su creador, Pablo Fierro. Él mismo se encargó de comentar como se inició en la organización y puesta en marcha del museo: solo su esfuerzo y pasión permitieron darle vida a este espacio de añoranza.

Un buzón de correo comparte el ambiente con las pinturas del pintor Fierro, con utensilios hogareños, diarios y revistas de otras épocas, etc. No hay un solo hueco que no contenga algo expuesto o colgado para su exhibición. Lo que más llama la atención a las visitas es la presencia de su autor, con sus relatos interesantes. Acogedor y amistoso, nos habló acerca del proceso de colonización y los cambios culturales desde la llegada de los inmigrantes. Siempre lo maravilló la arquitectura consolidada en la zona gracias a la presencia alemana y la ricas costumbres chilotas. Es por eso que muchas de sus pinturas de diversas técnicas muestran viejas mansiones en todo su esplendor. El edificio mismo es una casa de cuento con una escalera de madera que lleva al piso de arriba y un balcón que visitamos y desde donde tuvimos una vista panorámica del lago Llanquihue y el volcán Osorno. Pablo Fierro dio forma a sus sueños y, al mismo tiempo, detuvo el tiempo junto a cada sencillo utensilio urbano para que nosotros lo compartamos.