En Futrono nos sentamos a la mesa de diferentes propuestas gourmet que tienen un estilo bien definido. Presentamos cuatro expresiones gastronómicas para probar sin remordimientos.
Combinación de naturaleza y soledad, entre bosques y cordillera, el lago Ranco ofrece en sus alrededores distinguidas alternativas sibaritas para la hora de elegir comer bien y sano. Aquí, lo que más nos gustó de los restaurantes futroninos.
De Pellín y Coigue Atendido por sus dueños, Vicente Pérez Rosales y su señora Ma. José García de Ceca, se abren las puertas de uno de los locales gastronómicos con más renombre en
Futrono – si de carne asada se trata. La cordial atención, la frescura de los productos y el sabor de las humeantes carnes le valieron para alcanzar el éxito. El nombre – De Pellín y Coigue – se debe a que el rústico y acogedor restaurante se encuentra construido íntegramente con esas maderas de la zona. Enclavado en un lugar de altura, desde su interior se logra apreciar una inmensa vista panorámica de todo el lago Ranco y las costas vecinas. El edificio posee el espacio suficiente como para albergar más de 10 mesas, aunque aconsejamos realizar su reserva con anticipación. Mientras se espera el plato elegido se pueden observar y adquirir distintas artesanías que se exhiben en uno de los rincones del lugar.
La cocina de este restaurante es básicamente tradicional, con algunos detalles fusión. Al que a esta mesa se arrime le aconsejamos solicitar como entrada un suave
carpaccio de salmón con alcaparras, queso parmesano y brotes de alfalfa; o las tradicionales empanaditas fritas de carne o queso. A la hora del plato principal, la sentencia debe caer lisa y llanamente sobre la parrilla. Allí Vicente se encarga de asar deliciosos vacíos al palo, pechitos de cerdo o distintos cortes vacunos que adquieren un gusto singular. Se los puede acompañar con frescas ensaladas, papas de la casa gratinadas al horno con salsa blanca, tocino y queso o bien con unas originales papas al
merken. La hora de los postres merece un capítulo aparte. El chef, siempre bajo la mirada de Ma. José, elabora deliciosas creaciones como el turrón al vino, tiramisú, suspiro limeño o el acaramelado de manzana, entre los más destacados.
Si se decide por esta opción gastronómica, sólo le resta solicitar abundante vino chileno. La cepa carmenere ha dado un muy buen rendimiento en este país. La recomendamos. Por las noches, las luces tenues y los leños encendidos en la salamandra transforman el lugar en un sitio íntimo, ideal para pasar gratos momentos con amigos.
Restaurante El Chamullo Es el único restaurante de Futrono donde se pueden conseguir mariscos y pescados frescos durante todo el año. Su dueño, don Sergio Pino, alias “El Chamullo”, le ha sabido imprimir gusto, simpatía y buena atención a sus elaboraciones típicamente caseras, aunque decididamente confeccionadas. Junto a su esposa Nancy, hace 12 años que se dedica al rubro gastronómico. Distintas personalidades famosas y con gran poder económico se han sentado a la mesa de “El Chamullo”. El nombre del lugar se debe a la notable costumbre de su dueño de conversar con sus comensales mientras aguardan el plato elegido. Con gran entusiasmo don Pino relata historias, cuentos y adivinanzas que se ganan el corazón y los aplausos de su público.
Para empezar a elegir, aconsejamos las típicas empañaditas fritas de carne, acompañadas con una copa de chicha de uva de Curacaví, para ir despertando el apetito. Seguramente alguna cueca chilena o música mexicana se apoderará del ambiente mientras el olor a mariscos comenzará a brotar desde la cocina. Para comer, sin duda ni objeción, el plato elegido debe ser un curanto a la olla, repleto de cerdo ahumado, cholgas, picorocos, pollo, longaniza, mejillones y papas. No pueden faltar las dobladitas de pan para acompañarlo ni el sabroso caldo donde se cocinó. Un exquisito vino blanco de la casa bien helado será suficiente para disfrutar de este elixir de sensaciones.
Hostería Chollinco Ubicado a los pies de la cordillera, entre los lagos Ranco y Maihue, recostado sobre las orillas del río Calcurrupe, el Fundo-Hostería Chollinco ofrece un distinguido Club House para que turistas de paso o huéspedes puedan disfrutar de la cocina, que se distingue por sus productos netamente de río. El lugar en sí es un punto de encuentro para los amantes de la naturaleza, los pescadores o los simpatizantes del turismo aventura que deseen disfrutar del intrépido
canopy que funciona en el interior del fundo. Si la hora del almuerzo los sorprende en este bello sitio, no deben desesperar. Don Miguel Proboste – propietario del fundo – ofrece tradicionales platos y selectos vinos de la región que harán que la casualidad sea festejada por todos los comensales.
El sitio se encuentra decorado con maderas de la zona, flores y un gran cuadro donde se puede apreciar fotos del año 1972 que muestran truchas de increíbles tamaños y pesajes obtenidas del río Calcurrupe. Para aminorar la espera, la entrada a solicitar debe ser una porción de exquisitas empanadas de cochaiuio (alga con poderoso agregado proteico) o de carne, acompañadas por un refrescante pisco chileno. Como plato de fondo, no dude en solicitar una exquisita trucha a la mantequilla con pimienta y limón. Si le gustan las carnes magras, puede optar por probar el jabalí que se sirve en Chollinco. Para seguir a tono, de postre aconsejamos una fresca copa con murtas y membrillo. Luego, a seguir disfrutando del día en este lugar paradisíaco.