En el fundo Chollinco nos deslizamos sobre un intrépido canopy que sobrevuela el río Calcurrupe. Una divertida manera de conectarse con la naturaleza.
En la localidad de Llifén, comuna de Futrono, encontramos el fundo-hostería Chollinco. Este exquisito sitio, ubicado en la exuberante selva valdiviana, posee cálidas y acogedoras cabañas para un descanso seguro. El fundo tiene todo lo necesario para pasarla bien: un
club house que ofrece al visitante servicio de comedor y bar en un grato ambiente familiar; piscina en medio de coloridos jardines naturales; y la gran extensión del predio que permite numerosas actividades relacionadas con el río Calcurrupe, turismo rural y aventura y excursiones por el entorno cordillerano. Aquí, Miguel Proboste – su propietario –ha desarrollado, junto con especialistas del turismo aventura, un entretenido
canopy por la selva que circunda el fundo. De una manera seria, segura y responsable con el medio ambiente ahora también se puede conocer la naturaleza que ofrece esta enigmática región de Chile.
Sin dudarlo aceptamos la invitación de volar entre las copas de los árboles como si fuéramos pájaros. De este modo conocimos a Carlos Sánchez y a Victor Ríos, los dos guías de la actividad. Con gran profesionalismo se encargaron de brindarnos todo el apoyo para que nos sintiéramos seguros y protegidos. Luego de una charla de seguridad, en la que nos explicaron la postura y la forma de medir la intensidad y velocidad del
canopy, comenzamos a ganar altura sobre uno de los cerros del sector, donde se encuentra la primera plataforma. Ubicados sobre la primera línea de prueba, dimos inicio al “Chollinco Canopy Tour”; para ese entonces la adrenalina se había apoderado del ambiente. Este
canopy está formado por más de 1.600 metros de cable. Posee un total de 9 plataformas y 8 espectaculares tramos que recorren cerros, bosques y ríos, con el agregado de poseer el
Jump más largo de Chile, de 400 metros de longitud.
Sentimos la aventura en cada una de las plataformas. La velocidad y el vértigo adquirido en los diferentes tramos se transformaron en una sensación de absoluta libertad. El viento constante sobre el rostro, el rugido del agua bajo nuestros pies y la alegría interna por habernos animado a hacer aquello quedarán para siempre en nuestra memoria. Las líneas 5 y 7 nos dejaron sin aliento, mientras que las 8 y 9, que cruzan sobre las cristalinas aguas del río Calcurrupe, son ideales para tomar conciencia del lugar que estamos visitando. En total, tardamos una hora y media en recorrer todo el circuito. Fue una de las mejores inversiones de tiempo que pudimos realizar en nuestra visita por el lugar. Sería redundante abundar en más detalles. Simplemente hay que animarse y sentir la aventura del
canopy Chollinco. La seguridad y la adrenalina lo esperan en su paso por el fundo. Recomendado para toda la familia.