Varios circuitos autoguiados pueden realizarse caminando y permiten sentir la historia, la arquitectura y el legado salesiano de la ciudad.
Nada mejor que estacionar el auto y realizar una caminata por el centro de la ciudad de
Río Gallegos para disfrutar de su tranquilidad patagónica y del perfume de sus flores silvestres de las plazas céntricas. Un viejo carretón de madera es utilizado como una de las sedes de informes turísticos y hacia allí fuimos para interiorizarnos en las visitas autoguiadas. Conocimos la Casa de Gobierno en la calle Alcorta 231. Su historia cuenta que el presente no es el edificio original. Cuando en 1888 se traslada la capital de la provincia a Río Gallegos, el gobernador del territorio de Santa Cruz don Ramón Lista encomendó la construcción de la primera sede con los lineamientos de la época. Tenía dos pisos, fue realizada en madera y zinc y funcionó como sede gubernativa por muchos años. A fines de la década del ´30, la construcción resultó inadecuada y el gobernador Juan Manuel Gregores gestionó su desarme e inicio los cimientos del edificio destinado a la jefatura de Policía en el mismo sitio. En el lugar contiguo se construyó la actual Casa de Gobierno. De la vieja sede gubernativa se conservó la saliente que ahora se conoce como Balcón de Roca, para conmemorar la presencia del presidente general Roca cuando visitara la ciudad para sellar la paz con el país hermano en una reunión que mantuvo con el presidente Dr. Federico Errázuriz en
Punta Arenas.
La costanera Angel Sureda tiene unos 1.000 metros de longitud y permite apreciar la amplia playa de piedra y la desembocadura de la ría al Atlántico. Sus aguas son de color azul intenso por el ingreso de aguas marinas y sus movimientos de mareas son amplios. La costanera está rodeada de mesetas escalonadas de suave declive hacia el mar y sus puntos extremos son Cabo Buen Tiempo al norte y Punta Loyola y Puerto Presidente Illia al sur. Durante el recorrido se encuentra el Monumento al Heroico Piloto Argentino, un homenaje a los aviadores muertos en la Guerra de las Malvinas. También frente a la ría se encuentra una obra plástica inaugurada en el centenario del arribo a Río Gallegos del transporte Villarino, que traía los materiales para la instalación de la subprefectura, precursora de la fundación de la ciudad. También el Monumento a Don Bosco, en homenaje al centenario del inicio de la evangelización patagónica. En otro momento visitamos la Plaza de la República, que es famosa por su fuente luminosa. Se construyó y mantiene viva en homenaje al almirante Guillermo Brown y al comandante Luis Piedrabuena, este último considerado un constante defensor del territorio patagónico argentino. En las avenida Roca y Malaspina existieron en el 1900 el famoso frigorifico Swift y la grasería La Blanca, que fueron la base de la compañía Swift de La Plata. En sus inicios unió su establecimiento con el muelle de cargas de la ría por medio de una línea férrea. Los buques que llegaban desde Inglaterra traían al sur el carbón y volvían con cargas de productos ovinos seleccionados enfriados y subproductos ovinos envasados con destino final Europa. Al comienzo, el personal del frigorífico llegaba desde
La Plata y en el momento de auge eran más de 400 empleados. Muchos de ellos finalmente se afincaron en Río Gallegos para siempre.
La fama de Swift fue el buen pago que realizaba a los ganaderos que entregaban sus animales, factor que permitió el progreso local hasta que los tiempos modernos hicieron mermar la producción ante las exigencias del mercado europeo en materia frigorífica y las instalaciones fueron a remate. Seguro que aún nos quedaron varias visitas interesantes para realizar, pero tuvimos la sensación de haber visto la esencia de la vida política y marítima de Río Gallegos.