Caminata con raquetas de nieve

A lo largo de la historia el hombre debió encontrar la forma de sortear las exigencias y complicaciones que la naturaleza le presentó para sobrevivir. El invierno es una de las estaciones más incómodas para los hombres y en aquellos sitios donde abunda la nieve la primera forma que encontraron las tribus para desplazarse fueron las raquetas. Hoy, en muchos centros invernales (entre los cuales aparece la hermosa San Martín de los Andes) se practica esta disciplina que atrae todos los años a centenares de curiosos e incluso de avezados esquiadores que encuentran en este estilo de esquí una forma de volver a la naturaleza más pura, como lo hacían nuestros ancestros. Al penetrar en la nieve, las raquetas proporcionan un placer insospechado. La sensación de pisar suelo virgen o nieve en polvo es única y la mayoría de los circuitos por los que se desplazan los grupos poseen estas características. El visitante se armoniza con la naturaleza de una manera tal que le permite captar sonidos, sensaciones y vivencias que pasarían de largo a otras velocidades.

“A paso de hombre se disfruta distinto”, podría ser el slogan para catalogar esta actividad que año tras año convoca a más seguidores que eligen adentrarse en la filosofía de vida que poseen las montañas durante la temporada invernal, alejados de los ruidos y de la masificación de las estaciones de esquí. En nuestro caso, salimos con un hermoso grupo que se fue armando durante la semana. Nos reunimos en torno a la gente de Lanín Turismo, que excursión tras excursión se encarga de dar vida a este paseo que transita más de 10 kilómetros por la ruta de los 7 Lagos. Se gana altura sobre el nivel del mar y se conoce los infinitos valles, montañas y ríos de la cordillera de los Andes y un lugar excepcional llamado Arroyo Partido. Las raquetas poseen más de 6.000 años de antigüedad y fueron el método que encontró el hombre para realizar grandes recorridos por la nieve. La técnica es simple y consiste en caminar dando un paso y siguiéndolo con el otro sin separar demasiado las piernas entre sí. La nieve provoca un efecto acústico muy particular. El silencio absoluto y el ruido que generan los pasos son los grandes protagonistas, acústicamente hablando. Los paisajes sorprenden a cada paso, pues cada claro del bosque, cada arroyo, cada espacio de nieve virgen se abre como un telón especial y distinto para mostrar diferentes escenarios. Dicen que lo que cuesta vale y este tipo de experiencias así lo demuestra. Raquetear por la nieve es una experiencia única que permite caminar por el bosque junto a amigos y vivir anécdotas y sensaciones que sólo se logran de este modo, en grupo y a una velocidad tan lenta que todo parece no terminar nunca. Quizás en estos pequeños detalles radica la magia de esta forma de esquí que solo requiere fuerza y voluntad, y sobre todo ganas de pasarla bien y divertirse lo que duran este tipo de paseos.