El recorrido merece ser realizado con tiempo para descubrir sus distintos rincones escondidos a ambos lados del asfalto, que cambian según la época del año en que se transite.
Osorno es el punto de inicio de este magnífico tramo que tiene como destino la ciudad de
San Carlos de Bariloche. Simplemente, subimos al vehículo y comenzamos a disfrutar del viaje. El primer destino fue Entre Lagos, la población más completa en comercio y servicios que se apoya sobre el lago Puyehue. Dimos una vuelta por sus calles con edificios de una sola planta y tranquilidad pueblerina para comprar unos exquisitos chocolates y seguir adelante. Luego nos recibieron dos pequeños poblados: Ñilque y
Puyehue; el segundo es el más conocido por el turismo internacional. En él varios centros termales de excelencia y las pistas del centro de esquí Antillanca se suman a las actividades de aventura. Es posible realizar
trekking y montañismo entre bosques milenarios o simplemente descansar en cabañas y hoteles ubicados en medio de la selva valdiviana. El parque nacional Puyehue ofrece miradores, infinidad de cauces de agua y cascadas a los que se accede mediante sendas sombrías y siempre verdes.
A solo 4 kilómetros de la frontera, pasamos por el sector de Anticura y nos preparamos para los trámites aduaneros y migratorios a 1.314 m.s.n.m. Mientras despedíamos al parque nacional chileno, nos recibió en Argentina el parque nacional Nahuel Huapi, confirmando que ambos tienen la mismas características: bosques frondosos de gran altura, clima húmedo y gran belleza. Durante unos cuantos kilómetros antes de ingresar a
Villa La Angostura tuvimos la vista del lago Nahuel Huapi sobre nuestra derecha y disfrutamos de su extensión y aguas azules. Esta comarca de montaña fue construida en las laderas de los cerros privilegiando el cuidado del medio ambiente. Decidimos almorzar en la zona céntrica denominada El Cruce.
Para seguir hacia la ciudad San Carlos de Bariloche, continuamos bordeando el lago Nahuel Huapi mientras contemplábamos cada una de las urbanizaciones, de las cuales Bahía Manzano es la más destacada. Dejamos atrás el camino de ingreso al cerro Bayo, a la Península de Quetrihué y a la vista de la isla Huemul para alcanzar el empalme de la ruta 237 a la altura del paraje Confluencia. De golpe, apareció nuevamente la figura majestuosa del lago Nahuel Huapi y lo contorneamos por la orilla contraria hasta arribar al
Centro Cívico. El trayecto lo tomamos como un paseo durante el cual los sentidos percibieron la paz de una naturaleza casi virgen, sus espacios verdes y donde cada vuelta del camino fue una nueva sorpresa para fotografiar.